Japón - La llegada
- CaroPolisceni
- 30 abr 2020
- 3 Min. de lectura
Acompáñame en lo que fue nuestra llegada al país del sol naciente

Luego de lo que fue un viaje muy largo de 12 hs de duración (tan largo que hasta vi Frozen jajajaj), habiendo vivido 24hs de día (las azafatas cierran las ventanas del avión para crear una falsa noche), llegamos, si, llegamos a mi sueño. Lo que pasó después voy a intentar explicarlo con palabras, pero solo yo sé lo extraordinario que fue ese momento, todo valió la pena.
Habiendo llegado al aeropuerto de Narita lo primero que tuve que hacer fue ir al correo, ya que había contratado wifi portátil (lo mejor que hice). Cabe destacar que era la primera vez que organizaba un viaje y me iba por mi cuenta. Fue en ese momento donde ocurrió la primera magia, tuve que hablar en japonés. En ese momento solo había estudiado japonés durante 1 año, dudaba de mi capacidad para comunicarme. Sin embargo, le pregunté a un guardia de seguridad (bendita sea su existencia):
Yo: "Sumimasen, yuubinkyoku wa doko desuka?" (disculpe, dónde está el correo?)
El: "Nikai desu" (Segundo piso)
Yo: "Arigatou gozaimasu" (muchas gracias)
Y así fue como por primera vez hablé con un japonés y me entendió jajajaa me sentí inmensamente orgullosa y feliz. Mientras tanto mi hermana me miraba con cara de "estas loca" jajaja y tiene razón. Así que allá fuimos, al segundo piso, vimos la oficina de correo donde me pidieron mi pasaporte y en efecto allí estaba mi wifi portátil. Tal vez no parezca la gran cosa pero hasta ahora no puedo creer ese momento.
¿Cómo yo con 24 años, con poca experiencia en viajes, pude desde Uruguay hacer que me enviaran un wifi portátil a un aeropuerto en Tokio?
No se a usted pero a mi me voló la cabeza el darme cuenta de lo que puedo lograr por mi misma.
Lo primero que recuerdo de Tokio es la estación de Ueno. Era Abril lo cual significa época de Sakuras (flores de cerezo), por eso había en la estación un árbol sintético con pandas de peluche abajo, todo es rosado, todo está decorado en torno a las sakuras.

Cuando atravesé las puertas de esa estación tuve el sentimiento de estar en mi casa, nunca me había pasado, sentí que ese era mi lugar, es difícil de explicar, pero el sentimiento era de absoluta pertenencia.
Yo sabía el mapa de Tokio de memoria (en serio), por eso me fue fácil llegar al hotel, aunque debo admitir que sin saber leer japonés no hubiese sido tan fácil. No solo eso sino que en Japón las cosas no están todas a la altura de la vista, hay comercios en edificios, autopistas, vías de tren, todo en distintos niveles, no sabíamos por donde cruzar o a donde nos llevaban los puentes, pero en un rato nos acostumbramos.
Así fue que llegamos al hotel, era el más barato que encontré y se notaba, sin embargo la recepcionista fue muy amable y a pesar de que no hablaba inglés nos entendimos. Aquí ocurrió la segunda magia, en seguida que llegamos nos dio un sobre que contenía las entradas al museo del estudio Ghibli (es un estudio de animación que amo, les cuento más en otro post!). Aún conservo el sobre con su sello y la dirección escrita a mano.
El hotel era modesto pero estaba al lado de la estación, lo cual era cómodo. Como era mi primer viaje por mi cuenta decidí alojarnos en hoteles lo mas cerca posible de las estaciones. Hoy con mas experiencia no recomiendo hacerlo porque son caros y es muy sencillo moverse por la ciudad teniendo la posibilidad de conseguir mejores precios.
Luego de dejar las valijas salimos a recorrer los alrededores, era de noche, todo estaba decorado para el Hanami (actividad donde los japoneses se sientan debajo de los árboles de cerezo a comer con amigos, a veces duerme una persona designada para guardar el lugar para el grupo). Cenamos en un mc donalds debo admitirlo, era tarde y estábamos cansadas jajajaja Les dejo las primeras fotos de ese día!
Esto recién empieza! Seguí nuestro viaje en los próximos post!
Caro
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